jueves, 30 de octubre de 2014

Plasticidad corporal


La plasticidad del cuerpo no es algo cuestionable. No en vano las personas experimentan con la posibilidad de modificar su cuerpo como reflejo de su incapacidad para reconocerlo por lo que es,  sino por lo que pudiera ser.

La pintura como género ya ha explorado en su historial la posibilidad de lo que podría ser real con la estrategia del ilusionismo que deriva de mezclar ficción con realidad. Norlan Gutiérrez nos invita con sus pinturas a contemplar esa posibilidad desde una seducción caníbal. Se plantea el encantador horror con el recurso de la armonía formal y el estímulo del asco. El proceso de factura es el resultado de una mezcla entre la ficción y la realidad.  Las imágenes guardan relación con sus experiencias personales que se ligan a los mitos cultivados en su mente y la posibilidad de que estos fuesen reales, de ahí el uso del lenguaje figurativo que da cuenta del diseño de esta “criatura”.

El artista es acertado en sus recursos al llevarnos a valorar esa capacidad de modificación del cuerpo como si se tratara de un entorno. No en vano los seres humanos somos capaces de celebrar nuestra virtud de modificar nuestra realidad inmediata. Las pinturas de Norlan poseen un tratamiento clásico en las líneas de los viejos maestros, pero sus semblantes son macabros, torcidos, mutados que albergan un ejército de parásitos prósperos y coloridos.
Fernando Alemán Malespín

Managua, 28 de octubre de 2014

martes, 18 de marzo de 2014

La caída de Alejandro.

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 Foto: Manuel Esquivel



Que el mérito de haber subido no le quite nada a la caída. La puesta en escena de este Déjà vu como expresión artística concebida bajo un concepto de fugacidad en el tiempo, de no permanencia como objeto artístico material y conservable, sino de relevancia simbólica. Por su carácter perecedero y transitorio, el arte efímero no deja una obra perdurable, o si la deja —como sería el caso de la moda— ya no es representativa del momento en que fue creada.


En este caso su legado reside en su valor simbólico. Independientemente de que cualquier expresión artística pueda ser o no perdurable en el tiempo, y que muchas obras concebidas bajo criterios de durabilidad puedan desaparecer en un breve lapso de tiempo por cualquier circunstancia indeterminada, el arte efímero tiene en su génesis un componente de transitoriedad, de objeto o expresión fugaz en el tiempo. A algunos no les hizo gracia el trabajo de modelar una estructura tan grande y compleja para luego destruirla, pero la vida sabe lo que está haciendo y si se está esforzando por querer destrozar algo, no debemos estorbar en ello dado que al reprimirlo estamos bloqueando el camino hacia una nueva concepción que ha nacido en este caso en la mente del autor, aunque no seamos conscientes de ello y suene más divertido que artístico.



En estas expresiones públicas es decisivo el criterio del gusto social en la medida que nos involucra a todos como grupo interesado y políticamente sesgado, que es el que marca las tendencias, para lo cual es imprescindible la labor de los medios de comunicación, así como de la crítica de arte. Confieso que tuve varias preocupaciones con respecto a la obra de Alejandro de la Guerra. Según el artista, “La caída”:



pretende hacer que convergan en un mismo espacio personas que vivieron ese momento histórico y a personas más jóvenes que no vivimos ese momento, para generar diversas emociones colectivas en un entrecruce generacional


Se me puso la piel de gallina al ver que el gesto funcionara tan bien en sus objetivos y formalidad. También me preocupó el hecho de que las dimensiones y la espectacularidad del caso supusiera la inauguración de un modelo de bienal que en vez de ser incluyente degenerara en un show, en el sentido despectivo del término. Volviendo a su valor simbólico me encuentro con dos lecturas: una que tiene que ver con los paralelismos que la obra posee en términos de acciones y hechos que recurren de aquella primera vez, así como en la actual y la otra es política, la que tiene que ver con el contexto en el que revivimos de forma complaciente con las estructuras de poder actuales el derrocamiento de un dictador en el contexto donde no hay dictadura ¿o sí?

Managua, Marzo de 2014 

jueves, 21 de noviembre de 2013

Literatura.zip



He aprendido que Micro literatura es una síntesis comprimida, profunda y compleja. Que la Literatura no viene en barriles y en ello se revela una mente sofisticada. Eso he aprendido.

martes, 3 de septiembre de 2013

Full Color en la Ciudad Maldita

Se me apareció como una personalidad digital y quizás el interés por conocerlo se deriva de ahí, porque en la red es demasiado fantástico y buena onda que me parece que casi no tiene contradicciones como nosotros la gente normal. Seguro las tiene. Creo que menciono su ética porque sospecho  que en realidad la exhibe, la vive y es fuente de su sinergia y contradicciones  y además seguro es importante para él, es decir, la relación de la obra con su pensamiento. Seguro es noble y auténtico. No lo sé.

En breve conocí su entorno que él mismo se encarga de colorear y que denomina la Ciudad Maldita que me temo se debe a la escalada de violencia que la azota desde cuando el Diablo estaba chiquito, también dice que ama el café, los libros viejos y a la mujer paisaje. Me pareció muy simpático eso.

El personaje digital del que hablo es Renacho Melgar  un  pintor que vive en San Salvador y creo que intenta re significar desde lo suyo (el uso del color) y los otros (sus caramancheles) la ciudad en la que le tocó nacer. Lo que me interesa de su obra es el aspecto político y no necesariamente lo formal como vehículo significador pues si hablamos de ello se trata de un asunto de contrastes entre una ciudad gris violenta y sus diseños de estructuras axiales y de repetición con colorido intenso de su propuesta.

El aspecto político que me interesa es el que tiene que ver con el intercambio del trabajo. Ese gesto en el que cada uno asume los beneficios y las virtudes del otro y de alguna manera el capitalismo se anula por un instante, porque los capitales es quizás lo último que se ve en el proceso de la obra y por otro lado la mano de obra es lo que se asume como el mejor valor para ofrecerse entre sí. Seguro es el mismo capitalismo el que nos llevó a esta gran lección. Me alegra saber que existe el Full color en la Ciudad Maldita.

Fernando Alemán Malespín
Artista y diseñador gráfico

Septiembre de 2013

miércoles, 21 de agosto de 2013

Managua, yo también me amo.




Asumir Managua quizás sea un acto autocomplaciente, rescilente y medio suicida. Hace años cuando Managua era Managua se le tenían muchos calificativos bonitos y significativos desde considerarla una de las capitales más modernas de Latinoamérica, Managua,  Linda Managua, “Tus pechos son dos volcanes…” en la más machista de las síntesis hasta la capital del país violentamente dulce en la más orgásmica de las manifestaciones verbales. Después del terremoto si escribimos sobre este pueblón se nos salen los textos más maricas del mundo. Leer de nuevo, por favor: los textos más maricas del mundo. Lloramos por todo: el calor, la basura, el tráfico y las cosas balurdes que se activan al nombrar a la capital que nos hemos esmerado en hacer.

Me gusta la inquietud de idealizar una Managua más cómoda y alentar en los otros la idea de insinuarle cosas o sencillamente cuestionar la ciudad porque no nos agrada. 100 En un Día Managua, visto como la sugerencia de voltear a ver la vida cotidiana de esta ciudad como si le tuviéramos cariño me dio en lo personal esa posibilidad: la de apropiarme por un ratito de este pueblón que para bien o para mal es en el que estamos y el que podemos transformar si lo sugerimos o si “sencillamente” lo hacemos.

La intervención de la ciudad por la motivación de atender a ella quizás sea más bien una necesidad antropológica o derivativa de ataviarla, empericuetarla, ¡qué sé yo! y en ese sentido es un acto de autoestima colectiva un tanto suicida por cómo ella se comporta cuando se le cuestiona, adorna o provoca. Yo por mi parte basado en esa teoría arbitraria y ocurrente como suelen ser mis abstracciones quisiera mandar una cortesía reflejo en la medida en que yo soy Managua y la ciudad en la que sobrevivo sos vos, es decir, a ustedes y a mí diciéndonos: Managua, yo también me amo, a pesar de vos.

Fernando Alemán Malespín
Diseñador gráfico y Artista visual

 Agosto de 2013

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Una de las pieles de Juan Macario


“Será mi sangre una tinta como pocas y mi piel será el papel que guardara mi memoria.”

Anónimo


Dicen por ahí que un amigo es como uno mismo en la piel del otro. En la obra de Juan Macario no pudo tomar más literalidad que en este caso a través de la tinta y la aguja en los poros del escritor. Una técnica que casi no permite el ensayo y error se instrumentaliza para banalizar la decisión de hacerse un tatuaje (como símbolo de la piel transfigurada por el gesto) en un texto permanente, mortal y aparentemente intrascendente:

“HAY HIELO Y CHOCOBANANO”

El anti-humor es un tipo de humor indirecto que consiste en que el humorista cuente algo que es deliberadamente no divertido, o que no tiene ningún significado intrínseco. La gente espera algo chistoso o cómico, y cuando esto no sucede, la ironía en sí misma tiene un valor cómico. El anti-humor es la base de varios tipos de chistes y bromas. Es el humor que podría calificarse de intelectualmente revelador, pues detrás de cada chiste hay una seria verdad.

A mi entender hay otra capa de lectura tiene que ver con que esa idea de que “nada es permanente a excepción del cambio” y éste en particular marca la pauta en la piel del amigo que genera un cuestionamiento al afirmar la voluntad sobre la nueva condición de su piel:

“....hoy me tatuaré en mi pecho en protesta contra el tatuaje de trascendencia.”

Emila Persola

lunes, 5 de noviembre de 2012

Resaca post Bienal VIII



Este artículo habla de arte: hace referencias al arte y es arte en sí mismo. Debería estar en un museo, pero decidimos traerlo para presumirlo. Hoy es muy común hacer Arte desde lo No Arte. El arte contemporáneo es la antítesis del arte normal: mientras el arte normal busca la armonía, el contemporáneo muchas veces ni siquiera tiene forma; mientras aquél persigue la belleza, el contemporáneo intenta que las obras ofendan y cuestionen tanto a la vista y al oído como al olfato y al entendimiento. En ese sentido es que se viene una explicación de cómo a la gente en las bienales le termina gustando más el brindis que las obras. 

Quisiera referirme al modelo de proceso que se propuso y expresar mi expectativa y juicio de lo que iba a suceder en términos políticos: La verdad no tenía idea de para donde iba. El resultado para mí fue que el modelo nuevo no se percibió como parte aguas. Eso esperaba yo en lo personal. Me refiero acá que quienes vimos el cambio en cuanto a criterios y mecanismos de selección que éramos los que estábamos tras bambalinas en calidad de participantes, pero sentía que era importante que el público lo percibiera también a través de las obras y no sucedió así. Como se trata de un proceso creo que debo seguir esperando y los comentarios sobre el evento son una suerte de agridulce satisfacción: 

“Estuve haciendo un recorrido cibernético de la mal llamada VIII Bienal de Arte nicaragüense, que de Nicaragüense no tiene nada, es un arte visual importado de las obsoletas bienales efímeras pasadas de moda. ¿A quien pretenden sorprender? ¿Donde está lo nuevo, la estética, la plástica? Solo son repeticiones del mismo boom de los años 60. Sean genuinos no imitadores, ¿quién les ha dicho que hacer arte contemporáneo es hacer lo que están haciendo? No se dejen manipular por esos extranjeros artistas, curadores o críticos que tienen un concepto cerrado y se creen la última Coca-Cola del desierto. Si siguen fomentando este tipo de arte en un futuro las nuevas generaciones no tendrán nada que apreciar, porque no tendrán nada que ver.”

Me gusta saber que el Arte no se hace necesariamente para complacer el gusto de la gente, pero comentarios como estos no son gratuitos. Para los latinoamericanos y los nicas en particular el enriquecimiento cultural a través de la historia ha originado una suerte de posibilidades que se consideran derivativas, porque somos excelentes consumidores de ideas exógenas que aporta a convertir estas regiones en espacios de anonimato. La obra de arte nueva parece realmente nueva y viva sólo si se parece, en cierto sentido, a las demás cosas ordinarias y profanas o a cualquier otro producto ordinario de la cultura popular. 

Sólo en este caso la obra de arte nueva podrá funcionar como un significador para el mundo fuera de las paredes de los museos. Utiliza la figura de Jesucristo como ejemplo de esta diferencia. En efecto la figura de Cristo inicialmente se parecía a la de cualquier ser humano corriente en aquel momento histórico, pero una resaca post bienal hizo que Cristo se transfigurara. La cruda post Bienal, es un estado físico, moral y psíquico que sufren algunas personas después de haber visto obras de Arte nuevas fuera de lo normal algún tiempo antes (por lo general un día antes). Se puede dar de varios tipos, y por distintas causas, puede ser bastante dolorosa y molesta, en muy raras situaciones es de agrado. En lo personal yo quería una buena Cruda Post Bienal después del evento de este año con este cambio de modelo y debo esperar. 

Es por ello que muchos espectadores dividen el Arte de nuestro contexto de dos maneras, el primero corresponde al arte normal que es el de las cosas como cuadritos, esculturas o dibujos. El segundo que es el pseudoarte o arte contemporáneo es el que hacen básicamente algunos que no saben dibujar ni pintar ni nada. La cosa es un poco más complicada, pero existe gente torpe para analizar. Ante la frustración causada al aterrizar después del evento, y ya que estaban ahí, los espectadores no encontraron mejor manera de vengarse que beber vino, hablar y hablar.